domingo, 26 de septiembre de 2010

Ponencia de Daniel Rojas Pachas en el encuentro Ventana Andina (Huari 2010)


COMPETENCIA INTERPRETATIVA: ESTUDIO SEMIÓTICO DEL DISCURSO DE MASAS Y LA RESPONSABILIDAD DE LOS USUARIOS FRENTE AL MENSAJE MULTIMEDIA.

Daniel Rojas Pachas (Facultad de Educación y Humanidades – Departamento de Español Universidad de Tarapacá) Correo electrónico: carrollera@hotmail.com


I.-Consideraciones preliminares.

El signo es un elemento de capital importancia para el individuo. Según Charles Morris (destacado semiótico norteamericano) “En todas las actividades y relaciones que propiciamos durante nuestra existencia, una vasta red de significación indica lo que se ha de creer, aprobar o desaprobar, hacer o evitar”. Si no se es consciente de la semiosis, (proceso por el cual una cosa esta en lugar de otra) y no se goza de una competencia interpretativa,
la producción de signos (palabras, imágenes, sonidos) y grandes sistemas de significación (novelas, films, piezas musicales) sumado a como estos comunican, corre el riesgo de transformarse en una herramienta al servicio de individuos o grupos determinados.

El automatismo de las grandes masas, repite lo que ya ha sido digerido para su comodidad y creencia: Se compran productos y consumen servicios, en función de un mensaje directo, cerrado a una sola lectura y compuesto con referencia a convenciones culturales, rígidamente implícitas: Evocar éxito y placer, por medio de la imagen de una linda chica, el testimonio de un artista de cine o la fórmula mágica en tres sencillos pasos. La conducta se torna de esta manera, estereotipada, monótona, casi patológica.

En sentido contrario, podemos señalar que el conocimiento de la semiótica (ciencia general de los signos) y maduración de la llamada competencia hermenéutica, le permite al individuo hacer frente a la trepidante y ambigua realidad. Comprender y lograr una distancia cognoscitiva, con respecto a los mensajes; que empaquetados de distinta forma y apoyados por los avances técnicos (mensaje multimedia), contribuyen sin duda, al tráfico de expectativas.

Pensemos sino, de qué manera se constituye la superestructura social (formas jurídicas y políticas, filosofía, religión, arte, ciencia) y que intereses, discurso de poder y control, subyacen codificados bajo las construcciones culturales, recursos pop, géneros y vehículos versátiles de significación, que consumimos día a día y de forma masiva a través de la radio, prensa escrita, internet, televisión y publicidad en carteles, camisetas o lo que es más alarmante, como metadiscursividad (caso de la farándula) cuando los medios pasan a ser no sólo la forma de entregar un contenido ulterior, sino el motivo y finalidad mismo de la comunicación.

Y es precisamente en este plano, en el de los Medios Masivos como emisor de un mensaje particular, dotado de ciertas funciones que estimulan y apelan a determinadas condiciones de un receptor cautivo, que buscamos vislumbrar la complejidad del problema, sus efectos y desde luego, la responsabilidad que compete al usuario.

2.- Función Poética y comunicación.

Román Jakobson, filósofo y lingüista ruso, en su ensayo ‘Lingüística y Poética’ Señala que para poder comprender la comunicación, hay que remitirse al circuito que para su operatividad, abarca varios sistemas concurrentes (emisor, receptor, mensaje, código, canal y referente) Factores que se caracterizan por llevar aparejada una función del lenguaje distinta (emotiva, referencial, apelativa, etc.)

En el caso del emisor, el predominio del yo estará marcado por la emotividad. Como contraparte, el tú del destinatario, configura la apelación. El referente o contexto, se remite a una tercera persona u objeto, por tanto se trata de una función representativa, y el código y canal, aluden respectivamente a una función metalingüística y de contacto, permitiendo el estudio de la propia lengua y la mantención del proceso comunicativo.

Se puede concluir entonces, que la estructura verbal de un mensaje, depende de la función predominante, lo cual diversifica la intención y recepción lingüística.

Pero ¿Qué hay del mensaje como factor de la comunicación?, ¿Qué función lleva aparejada este, si es a su vez, el objeto primordial del circuito? y ¿Qué características particulares presenta el mensaje de los medios masivos, desde el esquema de Jakobson? ¿Cuál es su intención y finalidad receptiva?

Para entender esto, debemos aclarar primero la función que engloba a las demás: La poética. Por su autonomía y complejidad, la función poética, se impone ante mensajes verbales o no verbales, que satisfacen una única función. Se instaura como el mensaje mismo y no debemos entenderla en el sentido restrictivo de poesía y literatura, sino en el amplio espectro de la creación y comunicación. Basta con pensar en complejos sistemas de signos como la novela o el cine, en la cual se conjugan diálogos (función apelativa), acción o relato (función representativa) expresión del yo, monólogos o fluir de la conciencia (función emotiva), interjecciones y formas estereotipadas para mantener la comunicación (función fática), revisión de su propio contenido, apostillas, notas al pie de página e intertextualidad (función metalingüística). Todas al servicio del diseño y contenido de los que se busca comunicar.

A la hora de concebir la relación comunicativa en que sustantivamente consisten las bellas artes, Gasset considera que el orbe poético debe provocar un lazo "espiritual, y no mecánico". De ahí que juzgue inadmisible estéticamente, que el emisor pretenda -como en el melodrama, el folletín o en la novela pornográfica- provocar efectos automáticos y dirigidos en el espíritu del espectador. Nos hallamos, entonces, ante formas inferiores del arte. "Arte es contemplación, no empujón. Esto supone una distancia entre el que ve y lo que ve. La belleza, suprema distinción, exige que se guarden las distancias"

Esta afirmación, es válida tanto para el arte verbal como para todas las variedades del lenguaje, puesto que el lenguaje tiene muchas propiedades que son comunes a otros sistemas de signos (cine, radio y publicidad) o incluso a todos ellos (rasgos pansemióticos)

Indefectiblemente, el plano estético, la forma sutil y los distintos grados de distanciamiento que hay entre como se dice algo (diversos factores y funciones de la comunicación) y lo que se dice (el contenido), llevados al plano de los grandes medios narrativos y argumentativos, contribuye a disfrazar y preparar para su absorción directa, la elaboración del mensaje.

Tomando el caso particular de la literatura, podríamos citar como ejemplo adverso a la función poética, las novelas policiales y las novelas rosas, en las cuales la resemantización sería escasa, porque todas nos hablan de lo mismo, es decir, no hay creatividad ni arte, estamos ante formulas estereotipadas, lugares comunes, archiprobados, que pese a utilizar los recursos de estilo de la literatura, no lo hacen con el fin de alimentar el diálogo y el cuestionamiento de una o muchas realidades, sino como promoción de una idea implícita o fin inmediato. El consumo rápido, amparado en el elogio a la ingenuidad del lector, el cual se autoconvence de sus capacidades, al devorar una obra de trescientas páginas o más, en menos de dos días.

Tales productos de nuestra cultura, propios del fenómeno de masas, presentan una estructura verbal que podemos caracterizar, remitiéndonos tan sólo a un par de factores y funciones comunicativos. El predominio del receptor y el canal (función conativa y fática)

Por tanto, cuando en un texto escrito se impone esta par, apelación y mantención del imperativo, estamos frente a un texto paraliterario. Volviendo al caso de las novelas rosas, las cuales estuvieron muy de moda años atrás, comprendemos que su furor proviene del gusto de una época en que lo sensiblero y lo cursi, eran dos aspectos fundamentales para el público lector, y aunque todas las novelas rosas dijeran lo mismo, y contaran la historia de manera similar, su recepción en el público lector era algo impresionante.

Entendemos en tal caso, que no se trata de cualquier receptor y canal, sino de uno sistemática y gradualmente adiestrado, en forma conductista, pasivo y con una respuesta inmediata ante lo que se le presenta.

3.- El mensaje en los medios de comunicación de masas.

Comprendido el circuito y capacitados para reemplazar cada uno de sus casilleros con los elementos propios de cualquier tipo de mensaje y medio, tal como lo acabamos de hacer con la literatura, pensemos entonces en el discurso de masas y su capacidad de ser proyectado de forma multimedia.

¿En qué se basa su gran poder de persuasión?

De alguna manera, los Medios masivos cumplen con los parámetros de la comunicación al igual que la literatura, el cine y demás formas. Es más, se vale de ellos y se ha apropiado en gran parte de su voz y público.

Es decir, el mensaje emitido por los Medios masivos o Mass Media, requiere los mismos factores y se adscribe a las mismas funciones expuestas por Jakobson. Elabora una codificación particular, cerrada, en términos de Eco, y cuyo lector o modelo implícito de destinatario se encuentra diseñado por el emisor bajo ciertos parámetros que lo identifican como el ideal, para descifrarlo. Posee un rol, que no es precisamente el de interpretar y discernir, sino el de recepcionar y absorber.

Al destinatario se le indica incluso que debe pensar y sentir, ante el acontecer. Es por ello que el kitsch, la novela Light, el cine como mero divertimento y la publicidad fascina al grueso del público, es condescendiente, pues halaga proponiendo formas ya experimentadas y cargadas de prestigio, soluciones acreditadas ante los ojos del destinatario y es evidente que quienes producen tales mensajes, están provistos de un alto grado de conocimiento de las formas productivas y comunicativas de los signos y del juego que propone la llamada estética de la recepción. Por ello no debe sorprendernos la afirmación de Eco sobre la capacidad generativa y coautoral que atribuye al lector. Éste puede generar textos mediante su propia colaboración interpretativa, cabe señalar que la noción de "texto" está muy alejada del concepto que lo percibe como un conjunto coherente de signos impresos en papel o emitidos en el aire. Nos referimos al mensaje en su gran gama de formatos y formas. (Mensaje multimedia)

Por tanto, si consideramos los presupuestos del italiano, sobre un mensaje estético, artístico y no ideologizante, estaremos ante un texto abierto, plural, multisémico, todo lo contrario del mensaje utilitario propio del medio masivo, el cual ante todo, persigue la univocidad y construye sus significados, atendiendo a perspectivas y motivaciones de internalización directa. Son las reglas del mercado las que imperan.


4.- Efectos mediatos y a corto plazo del fenómeno.

A través de los medios y la cosificación de un contenido pobre, se perpetúa y da origen a formas de comunicación reduccionistas y que operan en función del éxito y consumo. En esa medida se afecta la lógica y su maduración. Ocurre con el llamado lenguaje del Chat y los emoticons, hay un detrimento de las habilidades del lenguaje, expresarse, escuchar, leer y escribir, sobre todo, estas dos últimas, ya que las políticas de distribución y la necesidad de plagar un mercado potencial no consideran las implicancias y efectos a largo plazo de su producto, mientras este siga requerido en las marquesinas. Incluso se pasa por alto la falta de valor del contenido o el potencial para desinformar. El lenguaje y la educación, sin vacilar, va a estar influenciado por estos receptores.

El Medio de masas como elemento apropiador de la comunicación tergiversa para sus fines bursátiles e ideológicos los recursos, metáforas, símiles, onomatopeyas y humanizaciones.

Sin embargo algunos teóricos no han visto este fenómeno con tanta displicencia. Señalando en el caso de la literatura, que esta puede convivir con su par ideologizado y utilitario, el paraliterario. En estos tiempos, en que lo canónico se une con lo popular, lo sagrado con lo profano, todo tiene cabida, un mundo en el que no hay fronteras, y eso en gran parte, debido a los medios que recorren límites indescifrables.

La globalización y la masificación son consecuencias, de la llamada postmodernidad, a la cual, Néstor García Canclini en su libro ‘Culturas híbridas’ se refiere en los siguiente términos "El postmodernismo no es un estilo sino la copresencia tumultuosa de todos, el lugar donde los capítulos de la historia del arte y el folclor se cruzan entre sí". Sobre el mismo apartado, el filósofo Gianni Vattimo añade "Es el arte de la postmodernidad, de la autenticidad, que a pesar de ser caótico, nos permite ser por fin más humanos".

Otros sin plantear lo opuesto complementan la idea, el mismo Vattimo vislumbra este periodo como una oportunidad para el diálogo y la forja de un criterio de tolerancia. Que sin embargo, debe considerar para la educación, la ardua tarea de discernir los límites imprecisos entre arte como comunicación y discurso como control y consumo.

El desafió implica responsabilidad por parte de los usuarios, en tanto la pugna muchas veces inasible, radica en la forma como es tratado el mensaje, para ello es necesario recordar las palabras de Alfonso Reyes en su libro ‘La Experiencia Literaria’ cuando afirma "sin intención estética no hay literatura". En los medios de masas, se concibe el principio de la belleza no en su totalidad autotélica, sino a través de una utilidad y margen.

¿Cómo lograr aprehender esa distinción, sin los criterios o las capacidades de selección?

Los medios que nutren las mentes del mañana, se remiten a fines ajenos a la comunicación, a la poética y su interés por poner en movimiento todos los engranajes mentales del hombre, suplantando dichos procesos por una finalidad netamente mercantil el cual impone un discurso uniforme pero camuflado con cantidad de ropajes y transitando por los caminos más divergentes, a fin de no poner en evidencia su manejo de la ideas y concientización global.

El ejemplo más claro subyace en la labor de los creadores, guionistas, directores y artistas conceptuales, que deben ajustar sus obras a los requerimientos de la producción, a fin de ser viables, lo cual los torna clichés o imposturas sin posibilidad de argumentación, la única opción ante ciertas políticas del medio, es la autoedición que implica una baja considerable en la cantidad de ejemplares y su distribución.

La piratería es el efecto inverso, la popularidad de un programa, video o libro, más allá de su calidad se ampara en mega campañas de difusión, lo cual se traduce en una expectativa global que demanda el producto a cualquier costo y bajo las normas más ínfimas de calidad en su reproducción. No es un fenómeno nuevo, pero si depurado ante el mayor acceso a redes de distribución gratuitas por internet, P2P y torrent asi como también a través de nuevos softwares de edición, montaje y compresión caseros.

En el ámbito cultural, los programas televisivos, realitys, matinales, magazines de farándula y revistas, son un ejemplo de imposición cultural, el mensaje se autorefiere, programas hacen constante alusión a sus propias emisiones o las de otros shows, rostros y escándalos
como hitos, dirigiendo la atención del público hacia una superficial contingencia, tendencias, neologismos, formas coloquiales que desvirtúan procedimientos y formas más enriquecedoras del conocimiento, dado el esfuerzo y cantidad de tiempo que estas demandan.

Bajo una formula digerible y liviana, se imponen modas que a su vez dividen a los grupos por medio de estigmas y etiquetas, símbolos de pertenencia, contracultura o búsqueda de parámetros diferenciadores a cualquier costo.

Las tribus urbanas, clasismo, ostentación de ciertos bienes propugnados como símbolos de status y poder, marcan un fuerte vinculo y amparan el sentido de adhesión. Surgen argots, frases estereotipadas y discursos que aglomeran una gran cantidad de enunciados y filosofías, disminuidas en su contenido y desvirtuadas en sus fundamentos a fin de encajar dentro de un patrón comercializable, la moda vintage, el revival del punk, hippie, mod, etc.

Todos estos fenómenos contribuyen a configurar una estética de la frivolidad que lleva aparejada una moral de la frivolidad, tal como la entiende Rorty, la moda parece constituirse en la expresión misma del pensamiento, puesto que pone de manifiesto de modo fenoménico su debilidad. Lo característico de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda la realidad y, por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia.

La moda es un “megamercado del yo”. La creación de los diferentes looks, no es más que una tecnología de la identidad. Ajusta los deseos momentáneos proyectados en la imaginación a un tipo social que se ofrece en el mencionado mercado: así hoy puedo ser gótico, mañana boy scout, pasado punk, etc. Los constructores del supermercado deciden en su agenda las posibilidades de mi identidad. Lo grave del caso es que además el look esto supone una identidad definida exclusivamente por la exterioridad, por la apariencia, y reflejada de un modo particular en el vestido, aunque también en los lugares, las costumbres, el lenguaje.

5.- Implicancias en la educación.

Las tecnologías de la comunicación cada vez son más accesibles, cubren un mayor espectro de la población y un mayor rango de funciones ligadas al almacenamiento y reproducción de formatos, audio, video, texto, la cantidad de material que gira en torno a los alumnos y su capacidad de transporte inmediato, descarga instantánea y traspaso en espacios cerrados como el aula, complica la labor del profesor que debe competir con el descreimiento ante el saber y la aglutinación enciclopédica sin orientación.

Eco al respecto señala, que la información que Internet pone a nuestra disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone un educador. Sin embargo el rol decisivo y que lo distingue del autodidacta está en cómo saber buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información y a fin de cuentas que hacer con ella, como reelaborarla, interpretarla, al igual que con la lectura personal de un texto o la realidad, a fin de producir nuevas formas de dialogo y comprensión.

El rol del profesor, no queda en el de simple orador o transmisor de información, pues los medios técnicos han superado esa función, su deber es el de orientar y asistir en la reconstrucción del significado Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil.

6.- Conclusiones

En la sociedad de comunicación generalizada y de pluralidad de culturas que estamos inmersos, el encuentro con otros mundos y formas de vida es cada vez menos imaginario las "otras" posibilidades de existencia se llevan a efecto bajo nuestros ojos, son aquéllas que están representadas por los múltiples "dialectos", y también por los diversos universos culturales que nos obligan a ser más tolerantes o descreídos. Vivir en este mundo múltiple significa enfrentar la experiencia de ser libre entendida como una continua incertidumbre y vaivén entre pertenencia y desasimiento.

Se trata de una libertad problemática, porque el efecto último de los medios no está garantizado, es sólo una posibilidad que se ha de reconocer y enfrentar (Los medios pueden ser una fuente del saber, la pesadilla distópica de Orwell o la cuna de la banalidad estereotipada) Nosotros como actores, aún procuramos concebir y construir en medio de la oscilación y la nostalgia de horizontes cerrados.

Sólo a través del diálogo, el debate, la contraposición de ideas, la resemantización y formulación de opinión a la luz de una interpretación critica, podrá hacernos capaces de vivir esta experiencia de incertidumbre del mundo posmoderno, no como decadencia o caos sino como oportunidad de un potencial y más fértil modo de ser. Si vinculamos esto a los presupuestos de Eco, vemos como el texto se independiza de su autor, porque es reelaboración en cada lectura, hay es en sí misma una reinterpretación, una autonomía potencial y no meramente estructural; no tiene sentido por tanto, intentar encontrar lo que el autor ha querido decir, sino lo que los lectores e intérpretes, los llamados a actualizar el prototexto, han dicho y dirán, a lo largo de la historia. La verdad se transforma en verdad interpretativa o verdad hermenéutica.

Debemos preocuparnos de formar lectores e intérpretes críticos de la sociedad y sus productos.

La labor del educador es la del intérprete no la de la enciclopedia y definición.

En tal medida volviendo a Rorty podemos añadir lo que este ha sostenido en reiteradas ocasiones con respecto a la dedicación que debe darse a la literatura y las artes, pues en muchos aspectos es más importante que la dedicación a la filosofía. La literatura es más importante en un aspecto muy concreto, esto es, cuando se trata de conseguir un progreso moral. La literatura contribuye a la ampliación de la capacidad de imaginación moral, porque nos hace sensibles en la medida en que profundiza nuestra comprensión de las diferencias entre las personas y de la diversidad de sus necesidades. Así Rorty sostendrá que es en realidad la literatura, y no la filosofía la que puede promover un sentido genuino de la solidaridad humana, esto a partir de la lectura de novelistas como Orwell por ejemplo. Se busca la descripción ya no de formulaciones abstractas, sino de experiencias humanas concretas, como el dolor o la traición, las que al ser compartidas, generen la necesaria empatía desde la cual se geste la solidaridad y la compasión.

Rorty se instala así en el proyecto de la filosofía como metáfora. Donde esta viene a ser “el punto de crecimiento del lenguaje”. Según Rorty la metáfora permite concebir el espacio lógico como ámbito de la posibilidad. A este respecto es que Nietzsche puede ser considerado como precursor de la posición Rortyana, a saber, la de la indisoluble unión entre creación de metáforas y constitución de verdades. Nietzsche ha sostenido, como lo hará Rorty posteriormente, que la fuente original del lenguaje y del conocimiento, no está en la lógica sino en la imaginación, en la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana de crear metáforas, enigmas y modelos.

Una metáfora y la correspondiente función poética del lenguaje es crear asociaciones nuevas, es inventar nuevos modos de ser hombre y de organizar la convivencia, así dar lugar a una metáfora es crear sentido, abrir un lugar, convertir la vida en una faena poética. En cualquiera de los dos aspectos como hemos visto, la estética de la recepción y el rol del lector tal como lo plantea Eco, Rorty o Vattimo, no sólo da un arma de convencimiento al emisor que está al tanto del circuito y sus funciones sino poder de dirección al destinatario activo que consciente decide que ver y escuchar y que demandar. Por tanto esta en los usuarios elegir contenidos de calidad. Sólo de esta forma se puede hablar de la implicación de las tecnologías dentro de la construcción social. La audiencia debe educarse de una manera creativa, para que exijan contenidos con sustento y se pueda desarrollar una voz personal y no mera apariencia. En este juego de expectativas y negociaciones debemos exigir el producto que nos interesa y la calidad optima para devolver al mercado nuevas formas que desafíen sus obsoletos modos de creación en serie.


BIBLIOGRAFÍA.

Baudrillard,Jean: The consumer society, sage publication, 1998, p. 100.
Eco, Umberto: Lector in fabula. la cooperación interpretativa en el texto narrativo. Traducción de ricardo pochtar. barcelona: lumen, 1981. (Traducción de la primera edición italiana. bompiani, milán, febrero de 1979).
Eco Umberto: The role of the reader. explorations in the semiotics of texts, Bloomington, indiana university press, 1995, isbn 0-253-20318-x.
Jakobson, Roman: Lingüística y poética editor: Madrid: cátedra, 1985
Lipovetsky, Gilles, el imperio de lo efímero, anagrama, 1990, p. 17.
Ortega y Gasset.José: La deshumanización del arte y otros ensayos de estética editor: madrid : revista de occidente en alianza, 1984.
Reyes, Alfonso: La experiencia literaria, Buenos Aires, Losada, 1942.
Rorty, Richard: Contingencia, ironía y solidaridad, Paidós, Barcelona, 1991,
Rorty, Richard: Objetividad, relativismo y verdad, Ed. Paidós, Barcelona, 1996.
Vattimo Gianni: En torno a la posmodernidad, varios autores, Anthropos, Barcelona, España, 1990.


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